"Desilusionarse" puede ayudar con los ataques de pánico

La ilusión de sofocación es un fenómeno importante de entender

por Christian Rodriguez Palacios



En las crisis de angustia o ataques de pánico suele resaltar una sensación muy incómoda, la sensación de dificultad para respirar o de falta de aire. Esta última puede resultar en la ilusión de sofocación o asfixia.

Una alucinación, en relación a la salud mental, se define clásicamente como “percepción sin objeto”. Un objeto o un estímulo exterior inexistentes son considerados como reales.

A diferencia de la alucinación, en la ilusión existe una falla en la identificación de lo percibido. La realidad se percibe de manera distorsionada. Claro que todo esto es muy complejo. El clásico ejemplo es la ilusión de ver charcos de agua en el desierto. Una persona puede venir caminando de noche sola por las calles, de repente una ráfaga de viento hace mover las ramas de las copas de unos árboles y estas proyectan su sombra en el asfalto. La persona al ver la sombra en movimiento dirigirse hacia ella cree por un segundo que es un hombre que apareció de atrás del árbol. Se asusta. Existe un objeto real externo pero este es deformado y visto como otra cosa diferente.

En los estados de ansiedad y ataques de pánico, a veces por desconocimiento, hacemos algo parecido con nuestras sensaciones corporales. Cuando se tiene miedo o se está nervioso, o se produce un ataque de pánico, la persona interpreta la sensación de dificultad en la respiración, el nudo en la garganta, como “me voy a ahogar, me estoy asfixiando, me falta el aire, me ahogo”.

Pero esta sensación no es un signo de sofocación real, no predice la asfixia. Esta sensación desagradable es una manera que tiene el organismo de hacer notar, mostrar o reflejar la gravedad de la amenaza que en un principio provocó la respuesta de miedo o pánico. Entender esto puede ser de mucha ayuda en la meta de contribuir a obstaculizar y obstruir el desarrollo del curso del ataque de pánico. Además modifica el comportamiento caracterizado por la desesperación y la urgencia de escapar o evitar situaciones.

Por ejemplo, estando en el bosque se cruza una serpiente delante. Se desata una reacción de huida, aparece el miedo intensamente, se siente un “nudo en la garganta”. Al mismo tiempo el corazón empieza a latir más rápido, aumenta el ritmo respiratorio, las pupilas se dilatan, un calor recorre el cuerpo, etc. Estas sensaciones se acompañan del impulso a huir. Si se huye, van desapareciendo las sensaciones de sofocación o estrangulamiento. Se recobra el aliento cuando la amenaza está lejos.

Es como si esta sensación de nudo en la garganta dijera “aléjate, es muy peligroso, huye”.

En la vida cotidiana, cuando se atraviesan momentos de estrés, ansiedad, temores o pánico, entender que no se está asfixiando, que no se necesita correr urgente al lado de una ventana (muchas veces esto no es posible), poder decirse a sí mismo con confianza que la sensación de estar asfixiándose no es real, va a contribuir a tranquilizar y disminuir la urgencia con la que se actúa en el caso que se crea la ilusión. Este cambio, sumado a la psicoterapia y tratamiento psicofarmacológico si fuese necesario, puede ser de gran contribución a la hora de impedir el progreso hacia niveles de ansiedad más elevados y duraderos.

Toda esta serie de sensaciones, una vez que se visitó al médico y se descartó cualquier causa médica, hay que comenzar a tomarlas como lo que son: cambios fisiológicos en el organismo producto de algo tan común como el miedo. Aparecen para fortalecer al organismo ante un peligro. Los músculos de la garganta y el esófago se contraen produciendo la sensación de ahorcamiento o estrangulamiento suave. El acto de la huida es incompatible con el de la alimentación, y por otra parte, la sangre es dirigida a órganos internos donde es realmente necesaria para la defensa.

Disminuyen los movimientos intestinales y se contraen los esfínteres para impedir la defecación o la micción. En los miembros puede sentirse hormigueo, adormecimiento, temblor, consecuencias de los cambios fisiológicos, el riego sanguíneo y los cambios del tono muscular. Si fuese herido no se desangraría tan rápido si el riego sanguíneo es menor en esas zonas.

El organismo es muy inteligente. Pero cuando una persona está pasando por ataques de pánico, muchas veces aparece el alerta constante a las sensaciones corporales. El nudo en la garganta puede transformarse en una obsesión y en un presagio de lo peor: “y si estoy por tener un ataque de pánico”, “me falta el aire”. La ansiedad anticipatoria se convierte en protagonista. El nudo se forma porque el cuerpo está en estado de alerta y es una reacción involuntaria frente a la angustia y el estrés.

Entender que la sensación de respirar con dificultad, ese “carozo” que se forma en la garganta no significa que se esté asfixiando, "desilusionarse", puede constituir un importante logro del paciente. Cuando estas sensaciones incómodas son atribuidas al simple mecanismo de defensa del organismo y dejan de tener un significado y predicciones catastrofistas, nuestra reacción al miedo y nuestra relación con este cambian positivamente. Se deja de actuar bajo las reglas del miedo y se actúa bajo las reglas de un software diferente.

PROBLEMAS MUY CONSULTADOS

Pánico

Un ataque de pánico es la aparición repentina de ansiedad acerca de lo que está sucediendo en el propio cuerpo. En algunos casos, sin tratamiento puede hacerse muy difícil el día a día y llegarse a estados de desgano y depresión.

Realidad Virtual

Se utiliza realidad virtual para el tratamiento de diversos miedos y fobias. También para la práctica de habilidades sociales, fluidez del habla y ansiedad social. Se controlan los signos vitales mediante oxímetro de pulso.

Autoestima

La autoestima se refiere al concepto que se tiene de la propia valía y se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre sí mismo ha recabado el individuo durante su vida.